Mientras que algunos pueden ver la historia de mi familia solamente como una historia de inmigrante, sé que la historia de mi familia es tan americana como la historia de cualquiera otra persona inmigrante en este país. Mi madre vino a los Estados Unidos en 1984, durante la guerra civil de Guatemala. Mi padre cruzó la frontera para estar con ella en Los Ángeles. Tuvieron dos hijos, mi hermano y yo. Mis padres trabajaron duro para proveer para nosotros y nuestra familia extendida, a pesar de enfrentar años de discriminación y trabajos con salario mínimo.
Tristemente, mi madre murió en noviembre del 89 de leucemia. Una gran pérdida, que también nos impactó financieramente, resultando en nuestro traslado a Lynwood, California. Después de la sublevación de Rodney King, mi padre nos envió a Guatemala. Seis años más tarde, mi padre encontró un trabajo mejor, que pagaba más que el otro, en Maryland y pidió a mi hermano y a mí que regresáramos a los Estados Unidos.
Como ciudadanos estadounidenses, y niños, nunca pensamos mucho en las fronteras. Sólo sabíamos que había seres queridos lejos sin importar dónde viviéramos, pero nunca nos sentimos atrapados detrás de una pared u otra. En mis 34 años, he visto mucho progreso, pero también he visto lo rápido que nos podemos ir hacia atrás. Desde apoyar a miembros de nuestra familia que pasaron por viajes peligrosos para mantener a sus familias, a ser incapaz de compartir con mi media hermana que, a pesar de ser una madre impresionante con un empleo estable se le ha negado su visa vez tras vez, las realidades de nuestro sistema de inmigración rota se hicieron más y más claro cada año.
También tengo muy claro que lo que estamos viendo hoy no es sólo una continuación de políticas de inmigración fracturadas y soluciones políticas a corto plazo. Es aborrecible. La administración de Trump ha juntado tantos defectos en nuestro sistema de inmigración como sea posible para convertir en chivo expiatorio a inmigrantes e inculcar miedo en los niños y nuestras familias.
Esta es la razón por la que he estado muy agradecido por el trabajo de Santuario DMV y la asociación de la ACLU de Maryland con esta organización.
Santuario DMV es una red de voluntarios en todo el estado, y en toda la región de DC/MD/VA, que apoya a inmigrantes entrantes. Cuando las personas vienen de la frontera y tienen su primera cita de inmigración, voluntarios están de guardia para acompañar a la gente a esas citas. Ayudan a las personas que no hablan inglés o no tienen transporte. Ha sido poderoso tener la oportunidad de estar con esas familias que primero se presentan a los estados y de demostrar que no hay unos pocos de nosotros apoyándolos. Hay una vasta red de americanos, agradecidos que ellos están aquí.
Santuario DMV no sólo ha ofrecido apoyo a nuevos inmigrantes, pero han apoyado a residentes de largo tiempo como Abegninan Amouzou, más conocido como “Coach Fofo,” que ha estado aquí durante más de 20 años y estaba en riesgo de deportación. Como un querido entrenador de fútbol, padre y esposo, Coach Fofo significa mucho para muchas personas, especialmente en el condado de Montgomery donde ha sido un miembro activo por mucho tiempo.
La ACLU sentía orgulloso de asociarse con el Santuario DMV para tener mítines fuera de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en ingles) al mismo tiempo que las citas regulares de Coach Fofo. La comunidad quería que Coach Fofo se sintiera apoyado y quería enviar un mensaje a ICE de que estábamos observando y que no aprobaba cómo ICE elige tan fríamente a residentes de Maryland para su deportación.
También está muy claro que el propósito de la máquina de deportación no es reducir crimen. (La mayoría de la gente esta deportada por delitos no violentos.) No, el único propósito de la máquina de deportación es el de chivo expiatorio de inmigrantes, especialmente los negros y morenos. Sin embargo, inmigrantes de color son válidos y debemos reconocer y apoyar a nuestros miembros de la comunidad negra, indígena y morena.
Santuario DMV ha consistentemente proporcionado apoyo a tanta gente. Tenemos una comunidad fuerte con vecinos que se cubren las espaldas unos a otros, lo cual no debería ser eclipsado por a quienes que una y otra vez se niegan a ver nuestra humanidad. Es una ilusión bajo la que eligen vivir y, y desafortunadamente, parece que el núcleo de su identidad es negarse a ver la humanidad en los demás.
Sin embargo, nuestra comunidad inmigrante continuará celebrándose con nuestros vecinos y aliados porque inmigrantes tienen tanto derecho a ser parte de nuestra comunidad como todos los demás. Durante este mes de la Herencia Latinx, tenemos mucho que celebrar.
Si quieres involucrarte con el Santuario DMV, por favor, síguela en Facebook y asista a un curso de formación este mes para mantener a ICE fuera del DMV. Entrenamientos para ser un voluntario de guardia ocurren cada par de meses. Los bilingües o a quienes con transporte son altamente necesarios.
(Título para foto al principio de la pagina: Foto de mi abuelito, tio, hermano y yo)